domingo, 3 de agosto de 2014

Poeta invitado: Antonio Palacios

Antonio Palacios nació en Jaén (1981). Fue colaborador en el fanzine literario "Poetica Seminarii" y en el blog Nueva Gomorra. Otras colaboraciones literarias se remiten a la revista Estudios, en su apartado "Poesía y crisis". Ha participado en diversas lecturas, recitales o encuentros literarios. Hasta el momento, sus publicaciones son libros de poesía: Laberintos de ser tiempo. Obrapropia. 2011. Edición impresa y digital (gratuita); Cantos a los poetas homéricos. 2012. Biblioteca Flores del Parnaso. Edición digital gratuita; La poesía bárbara. Obrapropia. 2013. Edición impresa; y Versos a quemarropa. 2014. Biblioteca Flores del Parnaso. Edición digital gratuita.
Ha participado en el proyecto colectivo del libro "Versos que caminan, palabras que sueñan", que versa sobre la ciudad de Jaén. 2014. Editado por la asociación Círculo Ánimas. Tanto en su modalidad de poesía como de relato breve. En la actualidad, se encuentra inmerso en diversos y heterogéneos proyectos tanto en poesía como prosa. Y en la elaboración, junto a la ilustradora Cristina Vela, de una antología poética española de autores hasta 35 años. Se le puede seguir en su blog Flores del Parnaso.


Antonio Palacios

Agradecemos a Antonio su participación en esta nueva lectura de El Club de los Imberbes y, os recordamos, que todo el que esté interesado en colaborar con su blog Flores del Parnaso puede mandar algún poema (en Times New Roman a 12 puntos de tamaño) al siguiente correo electrónico: floresdelparnaso@gmail.com ¡Animaos!

Y ahora, os dejamos con algunos de sus poemas.

Del libro Laberintos de ser tiempo
 
EL FINAL (Z)
El final debe ser algo así
como algún lugar en el extrarradio,
donde no alumbran las farolas.
Un sonido oclusivo quebrantando
la ley del silencio,
una media sonrisa infinita
brillante al ocaso de un mal día,
una frágil melodía venida del olvido
contoneándose en la memoria.


Del libro Cantos a los poetas homéricos

I
Te imagino sereno,
aunque todo se derrumbase

a tu alrededor.
Con la calma
de un poeta homérico.
Fumando un cigarrillo
Ante el papel en blanco.
Mientras tratas de escribir
sobreponiéndote a todo.
A las extensas jornadas de trabajo.
A los besos perdidos.
A todas las renuncias.
Al sueño. A la dura vigilia.
Y al despertar
que es toda creación.
Con el amargo pero silencioso
amago del llanto seco,
que los francamente heridos
sólo conocen.
Mientras absorto,
pareces alejarte un poco del mundo.
Sólo para sabiamente
tratar de comprender la vida.
Tú, que has pasado
la mitad de la tuya.
Buscando las siete cabezas de la poesía.


II
Te imagino
subiendo unas escaleras,
que crujen siempre
por los mismos lugares.
Llegando tras el infame trabajo,
bien entrada la noche.
Encontrando una casa vacía,
desordenada.
Sin nadie a quién desesperadamente
hacerle el amor.
Con el amargo sabor a pérdida
en los labios.
Un brillo en la piel a deserción.
Con la soledad
en el frío tacto.
Y un puñado de quejas mudas.
Preguntándote
¿Donde estabas hace quince años?


Del libro La poesía bárbara
 

I
- Venia a sacar a la poesía de un pozo. –
Decía.
Y un poeta viejo
le contestó: “Pues escribe”.
Y la encontró.
Entre los antiguos versos de Horacio.
En los sonidos de un charango.
En una calma homérica, llegada la madurez,
que jamás pensó hallar.
En lo uno y lo múltiple
de los bucles de un pelo anillado.
O en los tajos y las treguas vitales.
Cuando apenas nada más tenía que perder.


II
Esta madrugada,
en mitad del noble silencio de las cosas.
Con los giros que da el pensamiento.
Los vuelcos o tumbos de puro sentimiento.
Y un escalofrío de lucidez.
Entre el mito, el destino y el azar.


III
Por la avenida
de la ciudad sin límites.
En la que se despidió
de su último amor.
Aquel por el que un día.
creyó encontrar la dicha.
Aunque el cielo pareciera enmudecer. De golpe.
Como si castigara por una cruel traición.
Caminaba pensando en hacer una hoguera
con todos los antiguos posos de sus recuerdos.
Amarga era la quietud.
Lo demás silencio.

Y una mueca por triste sonrisa.
De abandono o desamparo.
Cuando todo era errancia y perdición.
Pero como si todo en verdad fuera nada.
– Se decía. –


Del libro Versos a quemarropa
 

I
Con el temperamento de mi juventud,
solía lanzarme en busca del futuro con frenesí,
antes que este me hallase
viejo y envenenado de sueños o anhelos,
que nunca sería capaz de cumplir.


IV
Atrás dejé los Paraisos perdidos,
los discos de Cohen.
Desde hoy,
tú y yo,
seremos como en Caballos salvajes.
La inversión nietzscheana de casi todo
será nuestro destino.


VIII
Una noche de aguacero
perdida en lo recóndito del tiempo,
en la que el cielo se iba a romper.
Decidí quemar las alas de mis sueños
para arrojarlas a un pozo de deseos,
en el momento más duro de mi vida.
Creí justo que debía deshacerme de algo
para poder acoger otras cosas.
Nadie supo nunca
que lo que yo quería,
era deshacer a la literatura de sus nudos,
dándole para eso hasta mi propio aliento.


2 comentarios:

Osvaldo dijo...

Para los que nos gusta el arte esta bueno poder disfrutar de lo vinculado a esto y poder llegar a todos los sitios en donde hay esta clase de expresión. En general busco con Lan Argentina la posibilidad de ir a distintos sitios para ver como se expresa el arte en dichos lugares

Alba T. dijo...

Pues aquí seréis, desde luego, bienvenidos.